lunes, 18 de agosto de 2014

las penas de Fermín


 Yo la quería patrón
y ella era güena, se lo juro yo;
Pero su paire, On Chuma, el que tenía
en el bajo un chinchel, me la negó.
Me la negó, patrón, porque en la vía
puee  más que el amor el interés,
porque’él necesitaba a la María
pa esplotarla lo mesmo que una res.
¡Y era tan rebonita!
si parecía, con su moo di andar,
una mariposita…
¡un pajarito ‘e Dios que va a volar!
¡nunca hey visto unos ojos como aquellos,
negros, pero con luz como el carbón!…
¡cuando mi acuerdo de ellos
siento que me le aprieta el corazón!
muchas tardes, de güelta del trabajo,
me paraba a su puerta, y una vez
en el chinchel del bajo,
me tomaba una copa, u dos, u tres.
riéndose, la María
me priuntaba, di atrás del mostraor:
- ¿y pa qué tomai tanto? – y yo le icía:
remedio pa la pena es el licor.
pero, ¿vos tenís pena?
¿un mozo joven como vos, Fermín?-
ya le hey dicho, patrón, que ella era güena
y que yo la quería con güen fin.
Así, sin impaciencia ni escaro,
ibamos platicando la amistá…
nunca me hallé capáz de hablarle claro.
y en eso estuvo mi fataliá.
Alguna vez, puntiando en la vigüela
una toná cantaba a media voz…
¡de no golverla a oir, quén se consuela,
patroncito, por Dios!
Yo me quedaba di un hilo, embelesao
oyéndola cantar.
¡no cantan con más gusto y afinao
los pajaritos cuando va a aclarar!
endei, el pobre guaso
solo con su ilusión
se iba en su caballito, paso a paso,
saltándole de gusto el corazón.
y el viento, y las montañas
y la arbolea, el totoral, en fin
too lo iba sintiendo en las entrañas
que le gritaban: ¡Quérela, Fermín!
La estrellita que en lo alto aparecía,
la flor de más olor,
too cosa espreciable lo creía,
comparao con mi amor.
¡Ah que sería bien rebonito
cuando vayamos del brazo pal' altar
Y yo icía su nombre espacito
Pa' que naiden lo oyera prenunciar
Pero una tarde, el viejo
Por unos chismes que alguien le sopló,
Arrugó el entrecejo,
Y lo mesmo que a un perro me trató.
¡Que te habís figurao,
tomate el trago y te mandai cambiar!
o creí que a mi niña
la hey criado pa' un huaso bruto como voh,
¡güen dar!
Yo quise protestar
largar la brava
pero la pura, no hallé que hacer
cuando vide a mi prienda que lloraba
con la cara voltiá pa' la pared
Ya no la vide más. La suerte ingrata
no me la quiso dar,
hasta que un día supe que por plata
su propio paire la ‘ejó escapar.
¿Onde está la María?
si está viva o es muerta no lo sé,
solo sé que pa mi no hay alegría
ende que ella se fue.
¡Y esta es mi pena grande, caballero!
este, y ni otro, es mi dolor, patrón.
¡Entuavía la estoy queriendo!
me tenrrá que matar esta pasión…
por eso tomo y me emborracho agora,
porque no sé qué hacer,
y ya no hallo la hora de ejar de paecer.
ya con gusto no duermo ni trabajo.
Cuando llego a pasar
frente al chinchel del bajo,
siento como unas ansias de matar.
me acuerdo de aquél viejo descastao
que con su propia sangre negoció,
y por no verlo miro pa otro lao;
con toa mi alma lo aborrezco yo…
Y hasta el viento,
que sacúe, zumbando el matorral
pareciera se estuviera gozando en mi tormento…,
y aprieto, bajo el poncho, mi puñal.
y yo, guaso leal, guaso sencillo,
compriendo a los que matan por amor
y quisiera acabar en el banquillo
esta vía ‘e desprecio y de dolor.

(lenguaje costumbrista de Chile )



jueves, 14 de agosto de 2014

Los Heraldos Negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!



miércoles, 6 de agosto de 2014

amanecer al mundo



    Rodeadas de agua por todas partes
    el mar naufragó dentro de cada una,
    el faro, en vez de guiarnos, nos desencaminó,
    ansiosas, sólo queríamos
    lo que todas pedimos,
    amanecer al mundo
    desfloradas de besos.