Infaltables son las despedidas y hoy llegaron todas para acompañar.
Las esperé
fielmente como siempre
Quien sabe si te
venían a encontrar
Para hacerme
vivir
Para hacerme
llorar
Infaltables son las despedidas y hoy llegaron todas para acompañar.
Las esperé
fielmente como siempre
Quien sabe si te
venían a encontrar
Para hacerme
vivir
Para hacerme
llorar
Amanece de nuevo, lo presiento
por el albor de vieja
plata en las paredes:
las ventanas cerradas se vetean de un tenue resplandor.
Vuelve el advenimiento
del sol pero sin las difusas
voces, los acostumbrados estrépitos.
Por qué? Pienso en un día encantado
y de las justas de horas demasiado iguales
me resarzo. Desbordará la fuerza
que me inflamaba, inconsciente mago,
desde largo tiempo. Ahora me asomaré,
destruiré altas casas, despojos viales.
Tendré ante mí un lugar de limpia nieve
mas tan ligero como el paisaje de un tapiz.
Resbalará un destello lento entre el algodón del cielo.
Selvas y colinas llenas de invisible luz
me harán el elogio de los festivos retornos.
Alegre leeré sobre el blanco
los negros signos de las ramas
como un esencial alfabeto.
Todo el pasado de repente
aparecerá delante.
No turbará sonido alguno
esta alegría solitaria.
Cruzará el aire
posándose sobre una estaca
algún gallito de Marzo.[1]
[1] algún gallito de Marzo: Nombre familiar de varias especies
de insectos, libélulas principalmente.
Deep in the blue sky,
like pebbles at the bottom of the sea,
lie the stars unseen in daylight
until night comes.
You can’t see them, but they are there.
Unseen things are still there.
The withered, seedless dandelions
hidden in the cracks of the roof tile
wait silently for spring,
their strong roots unseen.
You can’t see them, but they are there.
Unseen things are still there.