Casi al llegar el invierno
el álamo me hizo señas
con su hoja dorada y grande
la más bella y más brillante,
la que anunciaba un adiós...
Te visité ya internado
y sentí que te alejabas,
acaricié con ternura
esa arisca cabecita
que no dejabas tocar,
te miré y me miraste
tan lejano tan callado
que me duele imaginar...
( Que tu fiel amiga Panchita te reciba querido Monono ...)
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