martes, 9 de diciembre de 2014

sólo una piedra negra

Tú me explicaste un mundo
sin miedo sin fantasmas sin castigo
sin cuarto de las ratas
un mundo en el que el lobo
era bueno y quería lamerme igual
que a sus cachorros
y en el que el hombre del saco
jugaba a no encontrarme
y luego me mostraba sus latas y botellas
sus pieles de conejo.
                                Hasta el diablo
era allí un aliado burlón
que al mudar de disfraz se volvía
un niño como yo
                                que no sabía
que existiera un infierno al otro lado
sino sólo una piedra negra
en el pecho de los malignos.
                                     Tú
me explicabas todas estas cosas.



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