lunes, 16 de marzo de 2015

el libro de la peregrinación

Cuando por la ventana una cosa se cae
(incluso la más mínima)
¡Cómo se precipita la ley de gravedad,
tal un viento marino, en su violencia,
en cada bola, en cada baya,
y las lleva hacia el núcleo de la tierra!

A cada cosa la vigila
una bondad dispuesta al vuelo,
igual que a cada piedra y cada flor
y a cada niño, por la noche.
Sólo nosotros, por orgullo,
escapamos de algunas relaciones
hacia el vacío espacio de breve libertad,
en lugar de, entregados a inteligentes leyes,
enderezarnos como un árbol.
En lugar de alinearse, dócil y silencioso,
en las vías más amplias,
uno va a vincularse de diversas maneras;
y quien de todo círculo se excluye
está ahora indeciblemente solo.

Debe aprender entonces de las cosas,
y volver a empezar igual que un niño,
porque ellas, tan queridas para Dios,
nunca se han alejado de él.
Tiene que ser capaz otra vez de caer
descansar con paciencia sobre la gravedad,
el que osó anticipar
el vuelo de los pájaros.

El libro de las horas - R.M.Rilke


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