Todas las
cosas son palabras del
idioma en
que Alguien o Algo, noche y día,
escribe esa
infinita algarabía
que es la
historia del mundo. En su tropel
pasan
Cartago y Roma, yo, tú, él,
mi vida que
no entiendo, esta agonía
de ser
enigma, azar, criptografía
y toda la
discordia de Babel.
Detrás del
nombre hay lo que no se nombra;
hoy he
sentido gravitar su sombra
en esta
aguja azul, lúcida y leve,
que hacia el
confín de un mar tiende su empeño,
con algo de
reloj visto en un sueño
y algo de
ave dormida que se mueve.
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